domingo, 24 de abril de 2011

Ahora grito verdades al viento y al tormento.

las personas son enigmas que piden a gritos ser descubiertos
oir en el viejo pueblo celta los cantos de los bello se convierte en pasado
como en todo, el tiempo siempre nos debe algo
no podemos dejar los sentimientos a un lado y pensar que nunca estuvieron alli.
Allá donde los sueños juegan con la luz del atardecer y la imaginación rebosa de las grandes ramas del recuerdo
alli la melodia de lo verdadero se escucha…
y la historia que todo cuenta se relata…

Conocí a un hombre sabio en uno de mis viajes.
Le decían el hombre tranquilo.

y siempre contaba la historia sobre el rey destronado:

lamentos en el fondo del olvido
ahora la nada sabe a vacio
a una derrota sin comienzo
los lamentos se oyen al fondo
frente al redoblar de los tambores
hacen caso omiso al sentido
quitan peso a lo animado
sin saber con certeza hacia donde virar
nieves pobladas de hojarasca en otoño
puertas escondidas en lo recondito del sueño

el rey triunfa solitario en su trono
ni palabras vacia de nada
ni un grito hacia el saber
solo atendiendo a una cosa
todo al final, a su cauce ha de volver
sentidos que tiemblan en unos fragiles dedos
caricias que se filtran despacio por nosotros
acordes que encharcan la habitación…

fragil y real, la vida del niño grande que acabó por escapar

ni palabras vacia de nada
ni un grito hacia el saber
pretende sueños pasados
pasados los sueños estan
le gusta viajar en caballos blancos
y su imaginación sufrir
sentir que giramos sin pausa
hacia futuros inciertos
su lema tan preferido:
"pasado lo pasado esta"
pero al volver sobre sus sueños
odiará su despertar.



una vez, un amigo me dijo: "Yo soy un tipo tranquilo, porque soy un tipo que vive sin recuerdos".

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