lunes, 7 de marzo de 2011

Ya florecen mis castaños

Al fin y al cabo, todos acabaremos como nos merecemos, es probable que el camino que para algunos se tornase alegre y triste, sucio y limpio, difícil y fácil, pero como todos los caminos tiene su final y su propio protagonista, lo peor es cuando ni tú mismo sabes dónde se encuentra tu camino, cuando eres un pobre aviador extraviado, y ves como aquellos que antes fueron amigos y hermanos, han caído en la batalla y les saludas inquieto, sin saber a ciencia cierta si continuar tu camino sin rumbo o cumplir aquel destino que no quisiste seguir.

Ya no tengo del todo claro si es mi cabeza o el mundo lo que en realidad da vueltas, cuando ni siquiera una triste sonrisa consigue arrancarte algo de sentimiento, el día que pase eso significará que ya nada tiene sentido. No siento nada ante las sonrisas sin color, pero algo dentro de mi me impulsa a creer que si…o a creer que no.
No logro afinar bien mis pensamientos, dudo si es de día o es de noche, no distingo entre amigos y enemigos, el ocaso se torna oscuro y el anochecer ciega mis ojos, cansados, hartos de mirar demasiado y ver cada vez menos.
Quizás le busque el sentido a algo que no lo tiene, o a algo tan enorme que nadie puede entender. La enormidad del todo es tan desconocida que asusta, aunque solo un ignorante tiene miedo de aquello que desconoce.

Los pequeños soñadores son los que logran gigantes hazañas.

Son como los locos, damos miedo porque vemos la realidad desde otro horizonte, lugar insospechado donde nadie puede o por lo menos no se atreve a llegar. Otra vez lo desconocido deja pasar a lo inadvertido. Ya no encuentro razones suficientes para seguir gastando la ínfima mina de mi minúsculo lápiz, escribir quizá haya perdido el enorme sentido que tenía en mi vida, tan gigantesco que su enormidad podría parecer enfermiza, y su necesidad autentica, pero como siempre el sentimiento deja paso a la razón. Ni siquiera puedo respirar sin que mi pecho se queje de dolor y mi corazón se haga minúsculo.

quizá es que estoy muriendo en vida.

Quizá mis tribulaciones hayan escapado….

Tribulación 1: Hermanas tribulaciones, no aguanto más la mente de este loco, yo que soy la primera de todas vosotras, sufro más que ninguna, por mi pasa todo lo que piensa o lo que ve, socorredme de este inestable, inmutable e inhumano torrente de ideas dementes y sinsentido.

Tribulación 2: Querida hermana, que mal haces en quejarte! Puesto que tu escuchas lo que piensa, pero yo siento lo que ama, y vosotras diréis: oh hermana! no has de quejarte porque todo es amor y felicidad en este hombre que es loco, pero yo os digo NO, pues vive engañado y con él me engaña a mí, el mundo no es perfecto, y casi nada en el mundo es lo suficientemente bello como para amarlo como lo hace él! además deja caer en saco roto pedazos de su corazón que va dejando de aquí para allá, y algún día no le quedaré el suficiente como para seguir viviendo.

Tribulación 3: Queridas hermanas ¿Qué os quejáis con tanto ahínco? pues yo soy la que más sufre con diferencia, y yo debería dejar esta mente y cuerpo para siempre, pues yo siento todo el odio y el mal que siente, que aunque no es siempre, es ingente, porque siempre le carcome por dentro, y solo lo expulsa cuando no le queda nada más en su interior y por eso debo escapar lejos de aquí, para que deje de torturarme con sus maldades.

Tribulación 4: No sé por qué os oigo quejaros cuando vosotras solo sentís y sufrís por separado, porque yo hago ambas, de mi salen estas líneas y de mi se ahuyentan los demonios, debería escapar para siempre para no volver jamás, pues no merezco soportar el yugo de un esclavo que nunca fui.

Mientras el loco dormía y sus tribulaciones discutían entre ellas rodeando el fuego, hablo la última de ellas, al que nunca se expresa ni dice nada.

Tribulación 5: Queridas hermanas, oigo vuestros lamentos y me impiden dormir en paz. ¿Por qué alzáis vuestras voces ante otras pidiendo una redención que nunca se os dará? os quejáis y eleváis un grito al cielo deseando antes que cualquier cosa vuestra salvación y libertad. Yo siento demasiado, decís algunas, yo siento todo lo demás decís otras, siento el odio el amor y la nada proclamáis todas vosotras. Yo por mi parte no alzo la voz hacia nada ni nadie, porque no soy una que enfrente, soy una que evita, yo siento la nada de este loco que es todo, yo siento su vacio y su solitaria existencia, yo vivo los momentos con la orilla, yo siento el mar acariciando mis pies, yo siento las olas llegar a la orilla cuando cae el sol, dicen que por cada ola que rompe en la orilla, un alma llora en silencio. Yo no sé que son las lagrimas, aunque todas las he sentido, yo no sé lo que es la risa pero mis labios ha fruncido, no sé lo que es la pena, que mi corazón ha sufrido, no sé lo que siente el hombre porque yo no siento nada, tan solo vivo para existir y existo para vivir, siento el sol quemando mi piel y siento la luna iluminar mi camino, pero todo es al final lo que nadie puede explicar, un sentimiento, una sensación, mi alma no lo puede entender.
Por eso os digo hermanas, guardad silencio y escaparos si esa es vuestra idea, porque yo seguiré aquí, porque el hombre siempre necesita estar acompañado de su soledad, "los hombres más fuertes son los más solitarios"….

Las tribulaciones guardaron silencio, cerraron los ojos, durmieron plácidamente, y una sonrisa se dibujó en el rostro del loco, y el también pudo dormir plácidamente.

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