martes, 8 de junio de 2010

La Belleza

Hace poco, una amiga me preguntó que era la belleza....sonreí cuando me lo preguntó, y manteniendo mi sonrisa, me quedé mirando a la nada mientras pensaba que podría sacar en claro de una pregunta tan especial.
Le miré fijamente a los ojos y pensé en describirla, pues es bella y hermosa, pero me di cuenta que la belleza va más allá de una sola persona. Asique amiga mia, deja que te cuente aquello que mi mente sacó en claro, porque la belleza es grande, ingente y deliciosa.
Todo a mi alrededor está corrompido, podrido, quizás aquellos que durante años lucharon a mi lado ahora se estén convirtiendo en meros compañeros de autobús. Hace tiempo que no tengo amigos verdaderos, hace tiempo que no siento nada, hace tiempo que dejé de ser yo para convertirme en una sombra que vaga por las sucias esquinas de un barrio marginal. El tiempo pone a todos en su sitio, pero a mí me gusta el que tengo ahora.
Pero pasemos al verdadero sentido de mis palabras, la belleza.
Aquí estamos mi alma y yo, porque juntos nos desarrollamos, ella me guarda de mi demencia y yo a ella de su impetuosidad, atolondrada y sin rumbo. Pues entre ambos hemos visto las estrellas y lo que esconden bajo su titilante existencia. Un mundo que centinela, con su quebrante tallo verde, sus marchitas hojas marrones que caen al suelo como sauces llorones y su purpurante existencia. Desde su mar flotante vigilan la pobre existencia del ser humano y juzgan iracundas la locura del demente y la indiferencia de su alma, que testigos del devenir del universo relatan sobre papel mojado y con manos de barro como los criminales fugados se quedan a oscuras como una tarde de invierno. Las baldosas humeantes y húmedas sirven de asiento para las chicas que se esconden bajo la lluvia, tristes paseantes de la noche que observan con ojos de búho la violencia y crudeza de la calle, que como cuero desgastado, huele y se alimenta de la fealdad. Por eso la belleza existe, porque tanto como mi alma y yo confiamos en ella, creemos en su sentido y ansiamos su compañía . Ella me inspira, lo hace de manera inconsciente, sin recibir nada a cambio,, ni siquiera lo necesita, se basta con ella misma, esta allí, indolente y magnifica, y como si el mundo entero fuese suyo, lo envuelve con su manto oscuro y hace que las pequeñas almas en las que habita, tililen mientras circulan vagas entre la nada y todas las cosas.
-Oh belleza que todo ciernes, eres como yo, vacía e infinita, repleta de horizontes, que azotas en tu tiempo como el salitre el dormir de los yacentes. Y si, actúas como la mismísima sal en los labios, robas la amargura y rescatas la obviedad del carnal deseo de tu bella grieta que frunces con dulzura.
-No, Oh Loco! yo no soy como tú, pues tu eres hombre en el mundo y yo soy mundo en el hombre, tan solo tus longevas y rasgadas vestiduras te diferencian junto a la frondosa y vaga arboleda que puebla tu rostro de aquellos con quien compartes vida. No soy como tú, puesto que donde yo veo la obviedad tú ves la inmensidad y donde tú ves un infinito paisaje tililante yo veo el camino que ando y anduve a diario, rodeado de cipreses y plagado por la pobre ceniza del incendio ya amainado.
-Si Oh Belleza! ¿No ves que ambos distinguimos nuestro mundo y ansiamos conocernos a través de otros ojos?
Tu y yo somos iguales, puesto que tu espías mi mente y yo me asombro y magnifico con tu rostro y todo, ambos somos alocados sin control, que no vamos ni para aqui ni para allá, porque siempre hemos estado. Somos iguales bella mía, porque tu esclavizas el sol y yo hago lo mismo con mis sombras.
-No Oh Loco! no somos iguales, porque tu pisas la húmeda arena y esperas tu huella en ella, insondable y temporal, no como hago yo, que piso el mundo sin esperar nada a cambio porque ya existía antes de todas las cosas.
Ella, siempre ella, la eterna y siempre caprichosa belleza. Sientes su caricia allá donde te la encuentras, rozando tus mejillas y tu corazón de manera intempestiva pero dulce. Atrayéndote a un estado de magnificencia y majestuosidad. Lo suelen llamar felicidad, eso es, la belleza da de manera inconsciente parte de esa felicidad que todos ansiamos conocer y muy pocos consiguen alcanzar, quizás la felicidad no esté aquí o allá, quizá la felicidad no se encuentra donde tu la buscas, si no donde la dejas de encontrar, entre la nada y todas las cosas.
Ella, La belleza no hace ataques intempestivos sobre nuestro corazón, la belleza es como una más de nosotros, una especie que destaca, algo que resalta, por eso, la especie más noble de la belleza es aquella que no arrebata de repente, que no hace ataques tempestuosos y embriagadores, sino que se filtra despacio, que lleva a uno consigo, casi sin ser advertida toma completa posesión de nosotros y llena nuestro corazón de lagrimas.

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