sábado, 5 de junio de 2010

Me gustaría

me gustaría poder tenerte entre mis brazos, me gustaría poder acariciar tu rostro y tus dulces mejillas, me gustaría poder llamarte, que descolgases y hablar contigo durante horas, tirarnos al césped tumbados mirando al cielo azulado de Madrid, hablar, y besarte, y sentir tus labios junto a los míos, y poder meterte mano, levantarte la falda, ser tuyo, que seas mía.

que sonrías, que bebas un trago de esa cerveza, cantar, tocar la guitarra, rasgar las cuerdas, acariciar tu espalda, dulce, suave, besarte, escribir sobre eso y lo otro, sobre nada y sobre todo, escribir sobre tu vientre, sobre tu espalda, por tu cuerpo, que seas poesía, que enamores sin querer.

ver cine, escuchar música, recitar poesía, ver teatro, vestirnos sin prejuicios, ir al rastro, gastar nuestra vida pateando bares.

mirarte mientras bebes de tu taza, limpiar la caricia que deja el cacao con leche en tus labios con los míos, mirarte y sonreír, abrazarte desnudo durante horas, andar con los dedos todas las partes de tu cuerpo. cubrirte de salitre, bailar bajo la lluvia, cantar bajo la lluvia, besarte bajo la lluvia, que las infinitas gotas de agua que sobre nuestro cuerpo caen y reboten sean los días que nos quedan juntos, de felicidad, amor y cariño. que podamos inventar mareas, tripular barcos y encenderlos con besos en el mar de tus labios, como dos kamikazes enamorados
ahora no hay lugar en el que puedas estar suficientemente lejos
tu cuerpo, tus piernas tu sonrisa tu pelo.
pienso en ti como en ninguna
pero no, porque solo eres el recuerdo que se refleja en los charcos que dejó el chaparrón de la otra noche

Me gustaría poder amar, y que me amasen, me gustarían tantas cosas y tantas cosas dejan de ocurrirme, que el mundo se torna oscuro y desolador, pero llega un momento en la vida de una persona que una de dos, o luchas contra los cuatro elementos, o te conviertes en el quinto. Yo no hice ninguna de ambas, me limité a esperar, sentado en una carretera por donde pasan demasiados coches, pero ninguno hacia caso a mis modestos gestos de socorro. Yo no analizo jamás, me limito a reaccionar...Yo ando con todos mis prejuicios. Jamás intento mejorarme o aprender algo. No soy uno que aprende, soy uno que evita.

¿En realidad me importa todo esto?

Si, seguramente.

Pero mi demente persona se auto convenció un día que el cariño que no te profesan es porque no lo mereces. Así soy ahora, solo capaz de abrir mi interior a una página en blanco, solo capaz de hablar conmigo mismo. Resguardándome de la indolencia de los demás, no me creáis entonces, porque ni yo mismo me creo a mí mismo.
Quiero que sepas sin embargo que todas las noches que no he dormido a tu lado, incluso las discusiones más inútiles que nunca existieron, siempre fueron algo espléndido y esas difíciles palabras que siempre temí decir pueden decirse ahora: te amo, estés donde estés.

a veces el mundo aparece y desaparece y las personas arrancan tu corazón sin pensar

sin querer

sin amar.

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